jueves, 2 de julio de 2009

Bajo la lupa


EL MÉTODO DE ENSEÑANZA EN CASAZUL
Nuestra escuela bajo la lupa.

La hoja que me entregaron hace una semana dice: “Quinta Jornada de Reflexión. Mesa Cuatro. Nuestra escuela bajo la lupa.” Lo primero que me pregunto es: ¿quién mira sobre la lupa? ¿qué pronombre utilizar: ¿ellos, ustedes, nosotros o yo?
Mirar, ser observado: qué implicaciones supone esta acción: ¿escrutinio, juicio, reflexión? Y con qué fin, para qué. En torno a una mesa redonda todo cabe, supongo. Cualquier postura es digna de atención. ¿Y qué pasa con el cúmulo de apreciaciones en torno al tema reservado en este caso al método de enseñanza? ¿De qué manera las ideas aterrizan en la vida práctica, en este caso en el modelo académico de esta escuela, la escuela que nos ocupa y en la que nos ocupamos: CasAzul? Quisiera hacer una distinción entre el acto de observar y el de percibir. La observación generalmente conduce a conocimientos parciales en relación a una visión global. La percepción en cambio es posible si me abro desinteresadamente y estoy dispuesta a relacionarme. Elijo entonces la percepción en el acto de mirar a nuestra escuela a través de la lupa.
A estas alturas considero que las Jornadas de Reflexión son más que una tradición escolar que año con año se desarrolla en los confines de este recinto porfiriano y en lo personal, me permite encontrarme con algunos de mis colegas docentes y con muchos de nuestros alumnos. Se trata, entre otras cosas, de una oportunidad para poder confrontar ideas y puntos de vista en el escenario siempre cambiante de la vida escolar. A través de estas jornadas reflexivas la alquimia de las ideas se prepara: si quieres cambiar el mundo, cambia tu actitud ante él. En este sentido un cambio en nuestra percepción, en este caso del ámbito académico, puede también ocasionar un cambio en la realidad personal, tanto del alumnado como del cuerpo docente de esta escuela.


EL MÉTODO DE ENSEÑANZA EN CASAZUL
Para mi el método de enseñanza de CasAzul tiene respaldo en la realidad. ¿A qué aspectos de la realidad me estoy refiriendo en este caso? Básicamente dos: uno se refiere al ámbito de la formación, es decir, el devenir académico articulado como el plan de estudios en el que el alumnado está inmerso durante los tres años que completan el programa de formación profesional de la Carrera de Actuación, con las particularidades que cada materia y cada maestro propone, según sea el caso. Y el otro tiene que ver con el ámbito profesional, es decir lo que ocurre fuera de CasAzul una vez que los alumnos han egresado de la escuela. Haciendo una especie de analogía teatral, se trata de una especie de tragedia griega, es decir, una historia de familia donde la predestinación está implícita tanto en el terreno de lo íntimo: la formación; como en el territorio de lo público: la realización. Dicho de otro modo, el método de enseñanza encuentra su cauce: dentro de la Casa y fuera de ésta.


DENTRO DE CASAZUL
En el proceso de formación de los alumnos, el método de enseñanza -independientemente de las idiosincracias individuales de cada maestro en relación a su materia-, hay un principio fundamental que podría sintetizar como orden y disciplina. No estoy hablando de un sistema rígido y/o militarizado. Por orden me refiero al derecho de pertenecer a un sistema, es decir, la conciencia de grupo regida por la siguiente ley: quien pertenece a CasAzul tiene el mismo derecho de pertenencia que todos los demás. Esto implica estar en concordancia con las reglas de la escuela. El teatro llena lo que el orden académico abarca. A través de los maestros y las diferentes materias el alumno descubrirá sus posibilidades y sus límites. En este sentido la escuela también juega un papel litúrgico, implica participar en un rito (el de la formación) pero no se trata de un rito impuesto desde afuera, sino el resultado de la dinámica que implica el aprendizaje y la enseñanza. Y hay que tratar este aspecto con mucha delicadeza y respeto. El alumno necesita estar dispuesto para el aprendizaje y la relación alumno-maestro debe de apuntar a la armonía y no al antogonismo en términos metodológicos, no personales. Ya que la dinámica de la enseñanza es fundamentalmente: error-corrección. Por otro lado, la disciplina se manifiesta a través de los límites, es decir de una restricción de la libertad necesaria pero, parodógicamente, no para limitar al alumno como individuo. Los límites, sin embargo, son dinámicos y variables, es decir, el margen de libertad es diferente en cada asignatura. Se trata sencillamente de un orden que actúa de modo recíproco: cada quien tiene su lugar específico: alumnos y maestros; nadie es peor o mejor por ser diferente. Mi percepción en este sentido requiere de un actuar fructífero y si alguien causa algo bueno con su crítica, asentir a ello.

FUERA DE CASAZUL
Al salir de la escuela el alumno pone a prueba lo que aprendió, como un hijo que se enfrenta al mundo fuera del ámbito de los padres y es capaz de materializar lo que de ellos ha recibido. Es como una sintonía que se expresa de esta manera: recibir y volver a dar. Así de simple. Y requiere, más que de angustia frente a la incertidumbre que puede suponer poner en juego las habillidades adquiridas durante su formación en la Carrera de Actuación, de una actitud relajada. Para mi esta sería la imagen de un alumno que egresa de la escuela con cierta madurez manifiesta. Un alumno al servicio de algo más grande que su escuela. A través de los años hemos podido constatar este hecho en el desempeño profesional de varias generaciones egresadas de CasAzul. Cada una de ellas por así decirlo, ha obtenido la fuerza necesaria de la escuela para vivir una vida profesional en plenitud. Cada alumno ha asentido a su destino al egresar de la escuela y ha asumido las consecuencias del actuar y del desarrollo personales.
¿Cuál es el compromiso que como maestra de esta escuela asumo con las generaciones venideras? Un compromiso adulto: que a nuestros alumnos les vaya bien, que tengan las posibilidades que necesitan para su desarrollo en el ámbito profesional. Para mi es una especie de compensación: tomo lo que de mis maestros aprendí, lo honro y lo paso a otros dejando que rebose en mi también. El destino se expresa entonces como lo predeterminado en una persona, sin que encuentre una definición concreta, y el compromiso se expresa cuando alguien se siente llamado a hacer algo. Y el movimiento sigue, generación tras generación.
Responsabilizar a una escuela por el fracaso de un individuo es pobre. No se consigue mucho a través del reproche y la acusación que no sea la satisfacción de seguir atado al pasado y no poder liberarse de él. Por eso creo también que cuando un alumno termina su ciclo escolar, lo mejor que puede hacer es dejar de refugiarse en el recuerdo de los años dorados en CasAzul y mirar hacia adelante. El alumno descubrirá, tarde que temprano, qué fue lo que esta escuela le transmitió y si es inteligente sabrá tomarlo con todas sus implicaciones y estará más allá del reproche. Eso significará que está más allá de la escuela, mucho más allá. Es decir: está consciente de las herramientas que la escuela le ha proporcionado. Ha egresado de CasAzul y continúa su camino.
Cada vez que un alumno logra hacer esto, yo como maestra me siento grande, completa, libre, feliz.

Elena Guiochins
Mayo del 2009.

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